sábado, 30 de abril de 2011

Cambios que maduran en transformación




Interpretaremos a la familia como un sistema relacional que supera y articula entre sí los diversos componentes individuales. Es un sistema autocorrectivo, autogobernado por reglas que se desarrollan, evolucionan y se instauran a través del tiempo por medio de ensayos y errores. En síntesis, una familia funcional se define como un sistema constituido por varias unidades en relación, que posee una interacción dinámica y constante de intercambio con el mundo externo. http://www.escuelasistemica.com.ar/publicaciones/articulos/21.pdf (28/04/2011)

Antes de adentrarnos en el tema, distinguiremos a las familias tradicionales, aquellas estructuras familiares que competen a las concepciones de generaciones de comienzos del siglo XX hasta la década del `60. Es decir, abarcan hasta los padres nacidos en la década del ´50, que se hallan compenetrados en los preceptos y mandatos de sus propios padres, nacidos a su vez entre los años 1920 y 1930. Mientras que las nuevas estructuras, responden más precisamente a los padres de la generación del `60 y `70, que a pesar de ser hijos de padres de las décadas anteriores, tienden a ser más flexibles y adaptados a los cambios que suponen las estructuras modernas de familia, la actitud de los adolescentes, la forma de interacción de pareja, etc. http://www.escuelasistemica.com.ar/publicaciones/articulos/21.pdf (28/04/2011)

Hay quienes creen que esta distinción se debe a la crisis del modelo tradicional, pero lo que estamos viviendo son procesos de transformación acordes con otros cambios igualmente profundos de la vida social y cultural hoy consolidados, que se vienen gestando desde los años sesenta: el ingreso masivo de la mujer a la vida laboral y profesional, la invención de la píldora que abrió nuevos caminos para la experiencia de la sexualidad e influyó decisivamente en el descenso de hijos por cada pareja, el surgimiento de una conciencia centrada en las necesidades del individuo y no en los mandatos de las instituciones. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=552329 (28/04/2011)

La médica, psicoanalista, doctora en psicología por la Universidad de Buenos Aires y autora del libro Clínica de las transformaciones familiares (Grama), Déborah Fleischer pone la palabra crisis en relación con otra que aparece como su oponente: ideal. Cuando se habla de crisis, dice, se está hablando desde un ideal predeterminado de familia. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=552329 (28/04/2011)

Además, Déborah Fleischer explica “la familia moderna es esencialmente compleja porque sufrió transformaciones en las tres dimensiones que conforman sus funciones organizativas clásicas: la función de organizar la convivencia, la sexualidad y la procreación. "No hay crisis, lo que sí hay son transformaciones que nos enseñarán configuraciones inéditas de los lazos familiares."

Es importante tener en cuenta las estadísticas para pensar el tema. Hacia 1930 los sexos estaban parejamente alfabetizados; en los años 40 y 50, ellas alcanzaron y aun superaron la matrícula de los varones en la primaria y secundaria; a partir de los 60 persiguieron la matriculación femenina en la universidad hasta alcanzarla y, en las últimas décadas, superarla. La feminización de la fuerza laboral es otro dato: hacia 1947, por cada 100 mujeres activas había 402 hombres activos; en 1980, la relación era por cada 100, 264. Y aún no se sabe en dónde habrá quedado el nivel de las aguas después del maremoto de la crisis. Con las estadísticas de educación e inserción laboral femenina en la mano, Torrado arriesga su hipótesis: antes el matrimonio era para las mujeres soporte económico y llave de entrada a la vida social; estando eso hoy garantizado por otras vías, el matrimonio ya no es una necesidad. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=552329 (28/04/2011)


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